Insignia de Facebook

viernes, 6 de abril de 2012

La túnica sin costuras

(No andaba publicando entradas pues me perdí un poco en Los Jaivas y también porque en los últimos tres fines de semana tuve resaca)



La Biblia dice que, mientras Jesús era crucificado, los soldados romanos que lo llevaron al Gólgota tomaron sus ropas y se las repartieron todas, menos una túnica púrpura que era tan bella para partirla que se la apostaron.


En el siglo IV santa Elena, la madre del Emperador Constantino la encontró durante su mítico viaje a Tierra Santa y la llevó a Constantinopla, la nueva capital del Imperio, junto con la Cruz Verdadera y otras reliquias.
En el siglo VIII la emperatriz Irene de Bizancio, que deseaba casarse con Carlomagno, se la regaló. Éste la donó al monasterio donde se internaba su hija en Argenteuil, donde fue escondida de los pillajes normandos y desapareció hasta que la hallaron en el siglo XII. A partir de entonces fue objeto de veneración de los reyes, nobles y gente común, atribuyéndole muchos milagros.

Pero en 1794  la Revolución desechó el catolicismo y creó un culto a la Diosa Razón, iniciando una ola de destrucción en contra de lo cristiano y todas sus reliquias.

Como podrán notar, la túnica se salvó, pero de una manera muy... estúpida. Un sacerdote la cortó en pedazos y los repartió a familias católicas del lugar. Lo que los romanos no quisieron hacer allá en el siglo I, lo hizo un sacerdote para "salvar" la reeliquia. No fue hasta mediados del siglo XIX que se cosieron los pedazos encima de un manto de seda blanca. Para qué tánto dolor, si en 2005 la túnica fue analizada y se demostró que en  realidad databa de entre los siglos VI y VII.

No hay comentarios:

Publicar un comentario